En enero del año pasado nuestro pequeño grupo de whatsapp creado entre desconocidas para ayudarnos a entrenar algunos días a la semana pasó a llamarse "Valkirias", comenzamos con el reto de enero a trabajar día a día y a entrenar online juntas, cada una en una punta de España, pero juntas, para animarnos y darnos apoyo en los duros momentos del entrenamiento y después para darnos los vítores y felicitaciones. También nos sirvió para reírnos de la barbaridad que nos pedía el entrenador, ya que por aquellos momentos la mayoría de nosotras teníamos la agilidad, fuerza y velocidad del hombre de hojalata de la historia de Oz. Recuerdo muchos de esos días parar sin aliento, resoplar y resoplar, usar el ventolín y mandar: "mi último audio chicas, hoy voy a morir o esto me va a matar", por supuesto desde el otro lado llegaban audios de ánimo y mensajes de las que por trabajo no me podía dar una voz, recuerdo estar jodida intentando hacer la siguiente repetición y mandar un audio: "vamos chicas, vamooooooooos, que esto está chupado" sin saber si el audio era para ellas o más para mí porque la verdad es que simplemente necesitaba gritarlo, necesitaba hacerlo, gritar a los cuatro vientos que esto tenía un fin cercano. Recuerdo estar leyendo un libro y ver que alguien comenzaba entrenamiento, dejar cada página de leer para enviar un mensaje de ánimo, tomar un café viendo "Daredevil" y a la propuesta de una de ellas dejar de verlo y enfundarme las mallas para entrenar. Incluso una de ellas dejó la cama a las once de la noche para volver a hacer un entrenamiento porque creía que podía mejorar el tiempo...
Este enero ya tenemos programada la II quedada Valkiria, para volvernos a ver y pasar algo de tiempo juntas, en persona, para entrenar, comer, bailar... o lo que surja, para disfrutar al fin y al cabo de estar las unas con las otras. Me parece increíble que algo tan individual como es entrenar solo en casa con un programa online se haya convertido en una familia que habla todos los días, que se comenta incluso los pormenores de sus vidas, que recorren 500 kilómetros para verse un par de días...
al conocernos en persona sentimos que ya nos conocíamos de antes, y nos quisimos más, parece de locos pero no lo es, es magia.
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